Dejamos Tobago Cays, hay que hacer ruta, ha sido una buena arribada. Ahora navegamos con los alisios de través, vamos a hacer dos etapas antes de llegar a Martinica; Kingston, capital de Sant Vincent y Santa Lucía. Son navegaciones de 4/6 horas. Rápidas, alisio aprieta, pero no ahoga.

En la capital no hay ni puerto ni fondeos, solo sitio para ferrys, intentamos echar el ancla cerca del puerto pesquero, pero no estamos bien y nos vamos. Hay un fondeadero cerca, a media hora: Blue Lagoon.

Pues aquí va a ser el único momento de tensión del viaje que casi nos enfadamos, hay muy poco fondo, no se ve bien y no nos comunicamos bien, el ploter no está encendido y navegamos con el ordenador de dentro. El que está dentro debe dar instrucciones muy claras, precisas y concretas. Tenemos que pasar por un canal estrechísimo y no está balizado, se ven los arrecifes y sus rompientes a menos de 10 metros tenemos solo 3/4 metros de profundidad, al final MasterSea me guía y yo llevo la caña; "10 grados a babor, matén, ahora 10 grados a estribor, mantén, faltan 200 metros, 5 a babor", conectamos los años que llevamos navegando juntos y entramos. Pero es un sitio muy complicado. Uf. Muy. Tan complicado que nadie hizo fotos. Hemos rozado.

Es un sitio con buena marina, buenas instalaciones, buen restaurante. Pero aburrido.

Aqui estoy yo viendo el Krill fondeado desde la marina.

Nos vamos a Kingston y tenemos una de las mejores experiencias de aterrizaje en tierra. El taxi. O el autobus, o la camioneta. De pronto nos metemos en una furgo con 18 personas más y la música a toda bomba, el chófer conduce a toda caña. Esto es genial. Marchote y ritmazo. Y espacio aprovechado!! Hasta que no se baja la mitad de la gente no puedo mover los brazos para sacar la cámara y grabar algo.

No hay casi blancos. Hay mucha música, es viernes y se nota que empieza el fin de semana. Damos una buena vuelta. Es una ciudad pequeña, pero con muucha vida. Y se siente anarquía, o libertad, no sé, motos sin casco, discursos en el medio de la calle clamando por los derechos de las mujeres, fiestones en la calle. Se siente la oralidad africana a flor de piel. Nos tomamos una cerveza y nos volvemos a nuestro sitio. Muy interesante.

No hemos hecho entrada en el país, estamos ilegales.

A la mañana siguiente la salida también es delicada, rozamos fondo.

Nos llevamos una botella de ron Jack Sparrow que está perdida en el pantalán. De recuerdo. 

Hasta pronto Kingston!