Hasta pronto Cienfuegos. Creo que es uno de los sitios que más pena me ha dado dejar. Es un sitio cariñoso, amable, fácil. Con una elegante belleza caribeña que rebosa dignidad a pesar de las grandes dificultades. No es una gran ciudad ni una metrópolis, pero no es pequeña, está muy limpia. Me habría quedado más, pero igual habría sido peor, nunca se sabe.

Una de las mejores cosas de este viaje son las nuevas amistades que he conseguido. Tesoros incalculables.: Veterano1, Capivicen, Regaterocapi, Regateroproa, Ingeniero, Norwalkiria, Aguajun. Las antiguas se han reforzado todas, una gran suerte. Aguajun es una mujer de agua, es su medio, con lo cual todo es fácil con ella en el barco. Aprende rápido y se puede quedar de guardia perfectamente. Se queda una semana más y hacemos ruta a La Habana, bien.

Salir hacia La Habana ahora parece un acierto porque el parte es bueno para pasar el Cabo San Antón y hacia esa zona en estas fechas no es muy fácil tener buen parte. Hay que tener en cuenta la Corriente de Golfo que empieza por ahí.

Estoy contento, bañito volador.

Podemos estar en La Habana en 6 días o menos. Y tengo marcados un par de sitios que parecen buenos para bucear.

La última imagen que veo, un cubano remando. No lo olvidaré.

Buen tiempo, buena mar, gran ocaso. 

EL viento nos lleva a la Caleta del Francés, en la costa oeste de la isla de la Juventud. Solos, solo se ven dos pescadores de fusil nadando grandes distancias y llevando con ellos muchos peces en la boya señaladora que arrastran.

Serán sin duda las mejores inmersiones. Agua cristalina, vida por todas partes, paisajes fantásticos de corales. 

Entrar en el otro mundo, amnea, descomprimir, relajar el cuerpo al mínimo de consumo, admirar, cuanto más relajación, más ves y más asombro consigues.

Girar la cabeza y descubrir siempre,  nos observan con distancia atención reserva y curiosidad, algunos se acercan a ver estos seres extraños y peligrosos que somos los humanos. Otros nos huyen, otros nos rodean.

La sutíl belleza de lo pequeño.

Aguanta la amnea y descubre más, 360º en el medio de un mundo virgen que nos mira.

La reina morena, serpiente dragón de agua en su cueva.

Paisajes, colores y formas miles, la imaginación se rebosa.

Me encuentro cada vez más tranquilo, aguanto cada vez más. En el fondo, sin esfuerzo, no consumir, relajarse

Mato un pez león, la especie invasora que desequilibra el ecosistema. Nos tenemos que ir. A veces la belleza tiene que desaparecer porque es destructora de su entorno.

Como siempre nos quedaríamos más. Pero hay que estar atento al parte meteo, cambia a norte y eso es malo. Hay que espabilar. Debemos pasar el Cabo San Antón y avanzar lo máximo posible  antes de que entre.

Por la noche a las 2.00am de pronto escucho un MAYDAY, es un americano que se ha ido a las piedras en la Punta del Holandés y se está hundiendo. Le contacto, estamos cerca y podríamos acercarnos, pero dice que nosotros no podemos hacer nada. Un mercante que también está cerca toma control de la situación y avisa a los guardacostas cubanos para que le auxilien. Uf, da mucho bajón, es como cuando ves un accidente en la carretera. Seguimos nuestra ruta porque está atendido.

Nos refugiamos en Cayo Jutía. Entramos en zonas de muy poco fondo pero lo hacemos bien. No es zona de buceo y el frente que entra es fuerte, pero estamos muy bien refugiados.

Vemos unos pescadores que están escondidos entre manglares y nos acercamos a hablar con ellos, se llaman Mario y Mario. Están pescando cebo pequeño para luego pescar peces más grandes. Pasan así 4 días, durmiendo en la barca sin motor, solo con vela y remos. Los otros tres día de la semana trabajan en la fábrica y como guardia de seguridad en una sala. Les compramos dos pescados riquísimos por 1000 pesos ( menos de 4 euros, nada para nosotros, mucho para ellos) y les regalamos algo de ropa.

Al día siguiente podemos salir hacia La Habana, nos toca ceñida a rabiar, pero hay poca ola, 13 nudos de viento y el Krill remonta muy bien, hasta 25 grados de aparente contra el viento, la corriente ayuda, hacemos dos bordadas y nos colocamos a las 6.00h de la mañana en la bocana de Marina Heminway. Muy bien.

Primero paramos en el control de migración, hacen los papeles, una pequeña inspección del barco y todo bien. Nos pregunta que si tenemos tlf. satelital y se lo enseño. Dice que lo debe precintar y me pide una bolsa de plástico, se la doy, lo envuelve con una vuelta de celo y me lo entrega. Me quedo sorprendido, eso no tiene ningún sentido, no vale para nada pero no digo nada y guardo el tlf. en la bolsa de plástico. Antes de irnos el chaval nos pregunta si tendríamos cigarrillos, le vamos a dar un paquete pero nos dice que no, que hay cámaras y ahí no puede, entramos dentro del barco y se los damos ahí.

Una vez amarrados en el muelle, viene el jefe del puerto a hacer la entrada de puerto, hace los papeles y antes de irse nos dice que admite la propina que queramos, le damos 20 dólares. Luego viene sanidad, que también hace unos papeles y pregunta si llevamos carne cruda y que si queremos le podemos dar propina. A este ya no le damos.

Hay muy pocos barcos y la marina tiene un aspecto desolado, aunque las instalaciones son fantásticas, son canales superprotegidos a prueba de huracán, hay muchísimo espacio, en su buena época debió ser una maravilla. Hay muchas instalaciones casi abandonadas, apartamentos y hoteles en desuso. Pero el cesped y los jardines están cuidados. Está muy limpia. Los baños no tienen papel higiénico ni jabón.

Bravo KRILL, puedes descansar.

Bravo tripulación, a descansar también. Hay aviones esperando para despegar.